«No quiero pensar en los beneficios, sino en hacer las cosas
bien y en vivir»
15/03/2015
Empresarios. Jesús Gasca, Fundador y Diseñador de Stua.Ha
conquistado posiciones prácticamente inalcanzables para firmas de su sector en
todo el mundo, pero defiende una filosofía de trabajo a contracorriente.«Si
llevamos la industria a países de bajo coste dejamos sin trabajo a la gente de
nuestro pueblo»
Hay cosas que uno nunca se espera. No se espera que los
asientos de diseño que alberga el museo Guggenheim de Nueva York, los de la
sede central de Google en California o los que hay repartidos por la gran torre
de Sidney, en Australia, sean guipuzcoanos. Pero es lo que ha logrado Jesús
Gasca, el fundador de Stua, una pequeña empresa familiar ubicada en Astigarraga
que ha llevado sus muebles tanto a hogares y empresas guipuzcoanas como a templos
de la cultura y del diseño de todo el mundo. Sin embargo, quien busque en esta
entrevista al clásico empresario del imaginario popular que apuesta por la
expansión a cualquier precio, debe dejar de leer. Gasca traza una férrea
defensa de la industria local, criticando la deslocalización «a costa del
empobrecimiento del territorio. Quiero que la mía sea una empresa agradable
donde se hagan las cosas bien. No trabajamos pensando en los beneficios, sino
que los resultados serán consecuencia de esa forma de hacer las cosas».
– Creó esta empresa en plena crisis del petróleo… Cuénteme.
– Trabajaba en el sector de la electricidad diseñando desde
los circuitos eléctricos hasta sus muebles y otros complementos. Cuando la
empresa para la que trabajaba cerró, empecé a darle vueltas a la cabeza y
pensé: bueno, pues voy a hacer muebles.
– ¿Por qué? ¿Le llamaban la atención?
– Sí, ya entonces yo veía que me gustaban el tipo de muebles
de diseño del estilo de lo que hacemos ahora y, de hecho, los que había
comprado para mi casa eran de este estilo, que en aquel entonces eran una cosa
muy extraña, casi nadie en los años sesenta decoraba así, se tendía más a los
muebles clásicos.
– Fabrican un producto común, ¿qué lo distingue de los
demás?
– Están pensados para gustar a todo el mundo, en muchas
culturas; de hecho, se venden tanto en Japón como en Islandia o en Colombia.
Son contemporáneos pero intemporales, sencillos, de gran calidad... – ¿Le costó
vender al principio? – No, no demasiado. Empezamos muy poco a poco, éramos una
empresa pequeña y tampoco teníamos necesidad de vender grandes cantidades. Sin
embargo, la primera vez que visité una tienda en Alemania, entré a las nueve de
la mañana y para las nueve y media salía con un pedido de 300 sillas. Aquello
me dio mucho ánimo.
– ¿El diseño de muebles es algo vocacional o, si hubiera
hecho otra cosa, hubiera aplicado criterios similares?
– A mí me apasiona el trabajo bien hecho. No sé a qué me
habría dedicado de no diseñar muebles, pero cualquier cosa que hiciera tendría
que estar bien hecha.
– Dígame un principio básico en su trabajo…
– El sentido común. En todo. También en la economía. Pienso
que muchos de los problemas económicos que existen se podrían resolver si se
aplicase el sentido común.
– Afirma que habló de la crisis que se nos venía encima
incluso con agentes económicos de Gipuzkoa. ¿Qué indicadores veía?
– Mire, yo recuerdo una feria en Copenhague a primeros de
los ochenta cuando me vinieron unos visitantes chinos proponiéndome fabricar
mis sillas en su país. Les pregunté qué es lo que podía vender yo en China y me
dijeron ‘vender, usted no puede vender nada, pero nosotros le fabricamos y
usted va a ganar más dinero’. Y yo les dije: ‘pero si ya gano suficiente, lo
que quiero saber es ¿qué ventaja tengo?’ y ellos me decían ‘pues que usted va a
ganar más’. Y yo: ‘si hago eso yo tengo que despedir a mis obreros y si les
despido ¿quién me comprará las sillas?’. Y me dijeron: ‘pues otros’. Y yo: ‘no,
otros no, porque todo el mundo hará lo mismo y si todo el mundo hace lo mismo
pues los obreros occidentales no tendrán trabajo’. Lo que quiero decir es que
hay una realidad que es de sentido común: la riqueza la crean las industrias,
la transformación de la materia. Si abandonamos la industria, que es lo que
está pasando, con el visto bueno del gobierno y de las instituciones, el país
se empobrece. Y el riesgo que tenemos es el de convertirnos en un país
tercermundista. Además, los costes de producir en China, por ejemplo, son
terribles, sólo puede interesar para producciones brutales, y ha habido
cantidad de gente que se ha ido y ha vuelto. Pero claro, mientras tanto les ha
enseñado cómo trabajamos y los secretos de nuestra industria.
– ¿Ve alguna solución?
– Intentar comprar productos fabricados aquí. Lo malo es
que, cuanto más pobres somos, más necesidad tenemos de comprar productos más
baratos. Recuerdo otra vez, cuando me sugirieron montar la empresa en Rumanía
en unos terrenos de un polígono industrial que había levantado una empresa
catalana. ¡Allí el salario era ocho euros por hora y aquí era treinta! Ese era
el gancho… Pero no hablaban de la consecuencia: quitarle el trabajo a la gente
de tu pueblo. Mire, yo creo que tenemos que tener una cultura de defender
nuestros productos, nuestras empresas, lo que hacemos aquí, porque hay cosas
muy buenas.
La mente del ingeniero
Creador de muebles, su faceta como diseñador se asienta en
realidad sobre la mente de un ingeniero. Jesús Gasca (San Sebastián, 1939)
estudió Ingeniería en el Politécnico de San Sebastián y fundó en 1983 una
empresa que, con el nombre de Stua –que deriva de la palabra en euskera ‘estua’
(delgado, fino), a la que restó la letra ‘e’ para facilitar su comprensión en
el extranjero– recibiría el prestigioso premio nacional de diseño en el año
2008. Hoy se dedica fundamentalmente al diseño de productos nuevos, estando en
manos de sus hijos la dirección de la firma, que cuenta con un equipo de 35
personas.
– ¿Han notado la crisis?
– En el mercado nacional muchísimo, igual habrán cerrado el
30% de las tiendas y las ventas han bajado un 70%. Pese a todo, no hemos
perdido ningún año.
– ¿Cree que la mente de un empresario diseñador es distinta
a la de otro empresario?
– No lo sé, lo que sí puedo decirle es cómo pienso yo…
– Adelante.
– Nosotros como empresa lo que buscamos es la satisfacción
del cliente, de los trabajadores, de los proveedores, es decir, hacer las cosas
bien, con sentido común y bien. No se trata de hacer grandes producciones, sino
que, aquello que hacemos, hacerlo a conciencia, bien hecho. Además, cuando uno
hace bien las cosas los resultados son buenos. Yo lo que quiero es que ésta sea
una buena empresa, eficaz y agradable que no esté pensando solamente en los
beneficios. No quiero crecer por crecer, abarcar todo el mercado y vender
cantidades enormes. Con nuestros productos es posible vender mucha mayor
cantidad, pero yo siempre pienso que es bueno tener monte para subir, hacer las
cosas bien, tener una empresa gobernable y poder vivir.
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