Thursday, 19 March 2015

ENTREVISTA A JESUS GASCA EN EL DIARIO VASCO

«No quiero pensar en los beneficios, sino en hacer las cosas bien y en vivir»
15/03/2015
Empresarios. Jesús Gasca, Fundador y Diseñador de Stua.Ha conquistado posiciones prácticamente inalcanzables para firmas de su sector en todo el mundo, pero defiende una filosofía de trabajo a contracorriente.«Si llevamos la industria a países de bajo coste dejamos sin trabajo a la gente de nuestro pueblo»
Hay cosas que uno nunca se espera. No se espera que los asientos de diseño que alberga el museo Guggenheim de Nueva York, los de la sede central de Google en California o los que hay repartidos por la gran torre de Sidney, en Australia, sean guipuzcoanos. Pero es lo que ha logrado Jesús Gasca, el fundador de Stua, una pequeña empresa familiar ubicada en Astigarraga que ha llevado sus muebles tanto a hogares y empresas guipuzcoanas como a templos de la cultura y del diseño de todo el mundo. Sin embargo, quien busque en esta entrevista al clásico empresario del imaginario popular que apuesta por la expansión a cualquier precio, debe dejar de leer. Gasca traza una férrea defensa de la industria local, criticando la deslocalización «a costa del empobrecimiento del territorio. Quiero que la mía sea una empresa agradable donde se hagan las cosas bien. No trabajamos pensando en los beneficios, sino que los resultados serán consecuencia de esa forma de hacer las cosas».
– Creó esta empresa en plena crisis del petróleo… Cuénteme.
– Trabajaba en el sector de la electricidad diseñando desde los circuitos eléctricos hasta sus muebles y otros complementos. Cuando la empresa para la que trabajaba cerró, empecé a darle vueltas a la cabeza y pensé: bueno, pues voy a hacer muebles.
– ¿Por qué? ¿Le llamaban la atención?
– Sí, ya entonces yo veía que me gustaban el tipo de muebles de diseño del estilo de lo que hacemos ahora y, de hecho, los que había comprado para mi casa eran de este estilo, que en aquel entonces eran una cosa muy extraña, casi nadie en los años sesenta decoraba así, se tendía más a los muebles clásicos.
– Fabrican un producto común, ¿qué lo distingue de los demás?
– Están pensados para gustar a todo el mundo, en muchas culturas; de hecho, se venden tanto en Japón como en Islandia o en Colombia. Son contemporáneos pero intemporales, sencillos, de gran calidad... – ¿Le costó vender al principio? – No, no demasiado. Empezamos muy poco a poco, éramos una empresa pequeña y tampoco teníamos necesidad de vender grandes cantidades. Sin embargo, la primera vez que visité una tienda en Alemania, entré a las nueve de la mañana y para las nueve y media salía con un pedido de 300 sillas. Aquello me dio mucho ánimo.
– ¿El diseño de muebles es algo vocacional o, si hubiera hecho otra cosa, hubiera aplicado criterios similares?
– A mí me apasiona el trabajo bien hecho. No sé a qué me habría dedicado de no diseñar muebles, pero cualquier cosa que hiciera tendría que estar bien hecha.
– Dígame un principio básico en su trabajo…
– El sentido común. En todo. También en la economía. Pienso que muchos de los problemas económicos que existen se podrían resolver si se aplicase el sentido común.
– Afirma que habló de la crisis que se nos venía encima incluso con agentes económicos de Gipuzkoa. ¿Qué indicadores veía?
– Mire, yo recuerdo una feria en Copenhague a primeros de los ochenta cuando me vinieron unos visitantes chinos proponiéndome fabricar mis sillas en su país. Les pregunté qué es lo que podía vender yo en China y me dijeron ‘vender, usted no puede vender nada, pero nosotros le fabricamos y usted va a ganar más dinero’. Y yo les dije: ‘pero si ya gano suficiente, lo que quiero saber es ¿qué ventaja tengo?’ y ellos me decían ‘pues que usted va a ganar más’. Y yo: ‘si hago eso yo tengo que despedir a mis obreros y si les despido ¿quién me comprará las sillas?’. Y me dijeron: ‘pues otros’. Y yo: ‘no, otros no, porque todo el mundo hará lo mismo y si todo el mundo hace lo mismo pues los obreros occidentales no tendrán trabajo’. Lo que quiero decir es que hay una realidad que es de sentido común: la riqueza la crean las industrias, la transformación de la materia. Si abandonamos la industria, que es lo que está pasando, con el visto bueno del gobierno y de las instituciones, el país se empobrece. Y el riesgo que tenemos es el de convertirnos en un país tercermundista. Además, los costes de producir en China, por ejemplo, son terribles, sólo puede interesar para producciones brutales, y ha habido cantidad de gente que se ha ido y ha vuelto. Pero claro, mientras tanto les ha enseñado cómo trabajamos y los secretos de nuestra industria.
– ¿Ve alguna solución?
– Intentar comprar productos fabricados aquí. Lo malo es que, cuanto más pobres somos, más necesidad tenemos de comprar productos más baratos. Recuerdo otra vez, cuando me sugirieron montar la empresa en Rumanía en unos terrenos de un polígono industrial que había levantado una empresa catalana. ¡Allí el salario era ocho euros por hora y aquí era treinta! Ese era el gancho… Pero no hablaban de la consecuencia: quitarle el trabajo a la gente de tu pueblo. Mire, yo creo que tenemos que tener una cultura de defender nuestros productos, nuestras empresas, lo que hacemos aquí, porque hay cosas muy buenas.
La mente del ingeniero
Creador de muebles, su faceta como diseñador se asienta en realidad sobre la mente de un ingeniero. Jesús Gasca (San Sebastián, 1939) estudió Ingeniería en el Politécnico de San Sebastián y fundó en 1983 una empresa que, con el nombre de Stua –que deriva de la palabra en euskera ‘estua’ (delgado, fino), a la que restó la letra ‘e’ para facilitar su comprensión en el extranjero– recibiría el prestigioso premio nacional de diseño en el año 2008. Hoy se dedica fundamentalmente al diseño de productos nuevos, estando en manos de sus hijos la dirección de la firma, que cuenta con un equipo de 35 personas.
– ¿Han notado la crisis?
– En el mercado nacional muchísimo, igual habrán cerrado el 30% de las tiendas y las ventas han bajado un 70%. Pese a todo, no hemos perdido ningún año.
– ¿Cree que la mente de un empresario diseñador es distinta a la de otro empresario?
– No lo sé, lo que sí puedo decirle es cómo pienso yo…
– Adelante.
– Nosotros como empresa lo que buscamos es la satisfacción del cliente, de los trabajadores, de los proveedores, es decir, hacer las cosas bien, con sentido común y bien. No se trata de hacer grandes producciones, sino que, aquello que hacemos, hacerlo a conciencia, bien hecho. Además, cuando uno hace bien las cosas los resultados son buenos. Yo lo que quiero es que ésta sea una buena empresa, eficaz y agradable que no esté pensando solamente en los beneficios. No quiero crecer por crecer, abarcar todo el mercado y vender cantidades enormes. Con nuestros productos es posible vender mucha mayor cantidad, pero yo siempre pienso que es bueno tener monte para subir, hacer las cosas bien, tener una empresa gobernable y poder vivir.